viernes, 29 de abril de 2011

sentido de pertenencia.
Mi municipio Bello donde los niños con sus sonrisas anhelantes de grandeza e ilusiones y la chispa de la vida que en brisas golpean contra el cielo en nubarrones.

Donde es lleno de personas pujantes y emprendedoras, donde cada día queremos ser mejor, un municipio como este no lo hay. En el que nuestros barrios, veredas y nuestros sitios de interés prevalecen por su belleza.

Hoy nuestro municipio está afectado en sus valores éticos. Principios fundamentales sobre los cuales nuestros predecesores concibieron y construyeron la sociedad contemporánea, se encuentran erosionados. Hemos  perdido mucho de nuestro sentido de unidad y eso nos hace como individuos moralmente débiles, y como conjunto social, vulnerables.

Integramos municipios  y comunidades, pero como  individuos hemos ido distanciándonos y perdiendo esa unión que nos hacía mejores padres, respetuosos hijos, amorosos esposos, solidarios vecinos, y buenos ciudadanos.

El sentido de pertenencia significa arraigo a algo que se considera importante, como las personas, cosas, grupos, organizaciones o instituciones, que contribuye a alejar o atenuar la soledad, que hoy afecta a los grandes conglomerados humanos, promoviendo insensibilidad, egoísmo, desconfianza, y un sentimiento progresivo  de inseguridad y desamparo.

El  priorizar el logro de cosas materiales frente al amor y la sensibilidad humana, al crecimiento espiritual y el compartir las muchas bendiciones recibidas de Dios, violenta el sentido de pertenencia al  hogar, al sitio de trabajo, al lugar que nos vio nacer, a la escuela o universidad donde nos formamos, al grupo de amigos  y a nuestro municipio en general, aislándonos de las cosas que nos generaban ese importante elemento vivencial, que nos producía seguridad y nos hacía sentirnos como parte de algo… importante.

Si no tenemos arraigo por sentir que no pertenecemos a nada ni a ninguna parte todo se hace ajeno y, progresivamente, se pierde el interés en lo que no nos afecta directamente; y eso es contrario al sentimiento cristiano del amor y la caridad que debemos a nuestros semejantes, cual reflejó Jesús en su admonición: “Ama a tu MUNICIPIO  como a ti mismo”. Seamos nuevas personas y empecemos a luchar por el progreso d nuestro municipio BELLO.



IGLESIA NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO